Por: HUGO GUERRA
Artículo del Periódico Digital LA SELVA
“RESPETADA OPINIÓN”
La novelería de los políticos es insoportable. Ahora todos se sobresaltan por el desastre político pero relegan el problema medular del país: la sublevación de Puno y la posibilidad de que se separe del territorio nacional.
Poca y hasta nula atención se presta al reiterado paro regional y el asesinato de seis soldados del Ejército peruano; tampoco se analiza la debacle financiera de Bolivia, pese a que su estallido incidirá directamente en el fenómeno subversivo que nos azota.
Sobre la violencia puneña el Gobierno prácticamente nada dice. Boluarte calla frente a la matanza de los reclutas, ni siquiera declaró duelo nacional. Otárola no sale de su cobardía desde que declaró ante la Fiscalía no saber nada de los operativos militares y policiales; el ministro de Defensa se aboca a cualquier cosa menos a respaldar a los institutos; y el del Interior se limita a decir que el control político en Puno está bajo mando militar, lo cual es falso.
Mientras tanto se acrecienta la conspiración internacional contra el Perú, aumenta el financiamiento del narcotráfico de las cuencas del Vraem y el Chapare y el gobierno de Bolivia se comporta como hostil contra el Perú.
El giro último, en este contexto, es el azuzamiento, la agitación y propaganda respecto a que presuntamente todo el problema de fondo es de origen racista; y que el Estado peruano supuestamente ha lanzado una ofensiva en particular contra los aimaras. Tanto, que internacionalmente los corresponsales de prensa ideologizados, las ONG que trafican con los derechos humanos y hasta diplomáticos extranjeros (como el británico en Lima) participan de una campaña vil y agresiva contra nuestra nación.
El relato que guía esa ofensiva es el enaltecimiento de los aimaras, a los cuales indebidamente pretenden convertir en nación autónoma de origen milenario y con derechos que estarían por encima de todos, inclusive de quechuas, mestizos y de las diversas etnias que pueblan pacíficamente el Perú.
Al igual que en la campaña norteamericana de sacralización política de los negros con el segregacionismo de Black Lives Matter (Las vida negras importan), ahora quieren imponernos el supremacismo aimara. Pero en el fondo no lo hacen ni siquiera como defensa de los indígenas sino como propaganda para encubrir con inexistente discriminación la arremetida subversiva y terrorista de los marxistas empeñados en desaparecer la república peruana. Frente a eso el gobierno debe dejar de mirarse el ombligo y reaccionar con inteligencia y fortaleza.
Lima, 14 marzo del 2023